Si las informaciones que aparecieron estos días en algunos medios financieros globales son ciertas, la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi podría llegar a su final solo cuatro años después de su formación. Bloomberg fue uno de los que divulgó la noticia; a través de una fuente anónima se indica que Nissan quiere vender todo o una parte del 34% que posee de la propiedad de Mitsubishi Motors Corporation (MMC), siendo un potencial comprador el gigante nipón Mitsubishi Corporation, que por ahora posee 20% de la propiedad de su antigua subsidiaria automotriz.
La unión entre ambas marcas surgió en mayo de 2016, cuando Nissan adquirió 34% de MMC por 237.000 millones de yenes (unos 2.200 millones de dólares), convirtiéndose en el mayor accionista de la marca. En octubre de ese año y con el empuje del entonces CEO de la compañía, Carlos Ghosn, Mitsubishi fue formalmente incorporada a la alianza Renault-Nissan.
La caída de Ghosn, acusado de corrupción por el gobierno japonés, fue deshaciendo buena parte de su obra y especialmente en lo que a Nissan respecta: el proyecto Datsun llegó a su fin y las tres compañías reportaron pérdidas importantes producto de la pandemia. Para colmo, el ambiente no luce muy prometedor en el futuro.
El año fiscal 2019 (que terminó en marzo de 2020) fue el peor de Nissan en 20 años, al presentar pérdidas de hasta 6.400 millones de dólares, cifra que según las estimaciones para este año fiscal no variarían. Por su parte, Mitsubishi notificó un déficit de 250 millones de dólares en 2019 y anticipó una caída mayor en 2020. En cuanto a Renault, anunció un récord de 7.300 millones de euros (US$ 8.659 millones) en pérdidas solo en el primer semestre de 2020.
La alianza comenzó con diversos ajustes, que incluyen el cierre de plantas, la racionalización de las gamas de producto y una aceleración de las sinergias operativas y de desarrollo, incluyendo el plan "Follow the leader", donde las decisiones se adoptarán de manera regional y teniendo en cuenta a la marca más fuerte en cada región. De esta manera, Nissan mandará en Norteamérica, Japón y China; Renault en Europa, Rusia, Sudamérica y África, en tanto que Mitsubishi hará lo propio en el sudeste asiático y Oceanía. Eso sí, en caso de venderse Mitsubishi, habrá que replantear todo el plan.
Si se vende Mitsubishi, será borrón y cuenta nueva para este proyecto.