Quizás en los últimos años el nombre L200 no haya sonado tanto en el mercado mexicano, pero esta pick-up mediana tiene un legado a nivel mundial que se remonta a 1978. En 2019 la 5º generación sufrió una actualización profunda, misma que ya pudimos manejar en Argentina.
Diseño: Transformer de carga
Si bien se trata de la 5º generación de la pick-up mediana, su estética no es la misma de cuando se lanzó a nivel global hace unos años… y la verdad que el cambio no podía quedarle mejor. La gente de Mitsubishi decidió aplicarle su lenguaje que llaman Dynamic Shield (Escudo dinámico) y el resultado bien podría llevar el escudo de los Transformers o de los Decepticons en lugar de los tres diamantes.
bien podría llevar el escudo de los Transformers o de los Decepticons
La clave está en ese estilo Mecha que combina trazos modernos con mucha solidez. Se destacan las C cromadas, el cofre alto, los grupos ópticos separados y la carcasa en policarbonato que parece resistente…
Interior: toques de SUV
El diseño del tablero tiene toques de SUV. La calidad de los materiales es mixta, arriba se siente buena, en la parte baja no, hay insertos tipo piel y los decorados son simples, pero efectivos. Rematan asientos tapizados en cuero.
En Argentina nos pusimos tras el volante de la versión tope con caja automática, la cual tiene asientos con regulaciones eléctrcias, así como el volante ajustable en altura y profundidad. Hay un cuadro de instrumentos simple, claro, con display central que muestra nivel de combustible y temperatura de manera digital, además de la computadora de viaje. Todo está a mano y hay buena disposición de portaobjetos, inlcuyendo capacidad para un termo en las puertas.
En la banca trasera hay muy buen espacio hacia todas las direcciones. Si bien no cuenta con enchufe o puerto USB atrás, el nivel más equipado incluye una novedad: un sistema de ventilación en el techo, que se regula desde las plazas posteriores.
La caja de carga de la L200 mide aproximadamente 1.52 m de ancho, por 1.42 m de profundidad y 46 cm de alto. Con medidas 265/60 R18 en rin de aluminio, la llanta de refacción es igual a las otras cuatro. Se agradece que el dibujo sea de uso mixto.
Equipamiento y seguridad
En cuanto a confort no te voy a nombrar todo lo que trae, solo voy a destacar: apertura y encendido “sin llave”, climatizador bizona y control de crucero, además de otras cosas que ya fui nombrando en este contacto.
En seguridad, la dotación general es más que buena con siete bolsas de aire en toda la gama y ESP con asistentes de descenso y de remolque. Los frenos traseros son de tambor.
Comportamiento dinámico
Mecánicamente la nueva Mitusbishi L200 no sale de los moldes de las pickups medianas: chasis independiente, suspensión delantera por doble brazo y trasera con eje sólido y ballestas. El motor es un cuatro cilindros 2.4L TDi Common Rail diésel con variador de válvulas MIVEC. La entrega es de 181 hp y 317 libras-pie y se asocia a dos cajas: manual o automátcia, ambas de 6 cambios. Además se ofrecen 4 modos de tracción con reparto automático o bloqueo tanto en alta como en baja.
Pasemos de la ficha a la práctica. La L200 se mueve con mucha soltura, al motor le gusta trabajar ligeramente entrado en vueltas y eso se nota con aceleraciones animadas. Además, en ciudad el andar es confortable (para una pickup) y en carrtera estable. Hablando de salir de la ciudad, a 120 km/h reales (125 de velocímetro) viaja en 6º con 2,100 rpm y en la cabina casi no entran ruidos. Dirección y frenos se sienten bien calibrados.
Nuestra unidad contaba con levas de cambio metálicas detrás del volante. Si usas el modo manual, la caja retiene el cambio cuando llega al tope de la rpm, ideal para hacer off-road. Hablando de performance, el 80 -120 km/h lo medimos en 7.6 segundos en D y en 7.3 segundos en cuarta.
Pasando al consumo, los valores medidos fueron muy buenos. En ciudad la L200 nos dió 9.8 km/l y a 120 km/h reales unos 10.42. Con un tanque de 75L la autonomía es de 765 km y de 781 km, respectivamente.
En resumen, el comportamiento de la L200 se nota muy bien balanceado entre confort y estabilidad, con correcta sensación de solidez, pero sin sentirse pesada por ello.