Si eres de los que se emociona con SUVs o coches electrificados -por muy potentes que sean, esta nota no es para ti, porque si la inteligencia artificial nos pudiera acercar a las sensaciones que este Plymouth emana, seguramente sería olor a gasolina, un ruido estruendoso, caucho quemado y calor en el habitáculo; cosas que hoy día casi ya no se ven.
Y como siempre digo, agradecemos a esos “creativos” entusiastas que siempre “van por más” porque esta vez no se conformaron con ocho cilindros de un HEMI o Hellcat, sino que fueron por todo el veneno que genera un motor SRT-10 proveniente del Dodge Viper y, además, “enfurecieron aún más a la Cobra” con un supercargador.
Lo vemos radiante e impecable en cada detalle: defensas bien pulidas, rines Magnum de 18”, Frenos Wilwood con caliper de seis pistones, biseles y molduras perfectamente montadas y por supuesto, el toldo trabajado en vinil negro mate. Pero algo especial se advierte en el cofre con un par de detalles en rojo y el anagrama Viper, como advirtiendo de la venenosa especie que vive ahí dentro.
Y sí, el SRT-10 comparte el vano con un supercargador Paxton y transmisión original de seis velocidades que, aunque no de manera oficial, insinúa posibles 700 Hp tomando en cuenta que ese V10 llegó a “tirar”, en stock, hasta 500 Hp y alrededor de 530 Lb-pie de torque, cifras significativamente superiores a los 375 Hp o 425 Hp que producían las variantes Runner y HEMI del Plymouth, respectivamente, por allá de los años 70´s.
El trabajo de restauración en el interior también es impecable; basta ver el trabajo realizado en el tablero y todo el kit de instrumentos e indicadores. A ellos se sumaron los asientos deportivos originales del Viper, el volante de tres brazo y una empuñadura de palanca de Mopar, porque ya sabes: “Mopar or no car”; ¿Qué te parece ese poderoso Plymouth GTX?