La historia es la siguiente. A finales de los ochenta, la industria automotriz japonesa marchaba a toda velocidad, sus vehículos rompían año tras año los récord de producción y ventas, y por supuesto, los sueños de captar nuevos nichos de clientes era la ruta lógica. En ese contexto, los directivos de Toyota decidieron crear una división de lujo denominada Lexus, y que más que transformarse en el top de línea, pasaba a formar parte de una nueva marca destinada a competir de igual a igual con la poderosa industria automotriz alemana.
La puesta no dejaba de ser arriesgada, no sólo por los montos involucrados en investigación y desarrollo, sino que además, por el amplio e histórico posicionamiento de la trilogía alemana: Audi, BMW, y Mercedes-Benz; a las que se sumaban las poderosas Cadillac y Lincoln de Estados Unidos, el más importante mercado mundial. Los principales argumentos japoneses eran ofrecer altos niveles de calidad, una excelente atención, menor costo de mantención, y por supuesto, un menor precio de venta. La guerra comercial se desató, y a la par de Toyota con Lexus, le seguiría Honda con Acura, Nissan con Infiniti, y Mitsubishi con Sigma. Sólo las tres primeras sobrevivieron y se transformaron en un verdadero dolor de cabeza para las alemanas.
Entendido lo anterior, hoy queremos presentarles el Infiniti Emerg-E, un modelo estrenado en marzo pasado en medio de las actividades del Salón de Ginebra, y que da luces de la buena salud de la que gozan las marcas de lujo japonesas. Es más, hoy se ha confirmado que dejaría de ser prototipo y se transformaría en un modelo de producción, bajo la submarca IPL Infiniti Performance Line, aunque sin confirmar el cuando.
El Infiniti Emerge-E Concept utiliza un motor de gasolina de 1.2 de tres cilindros y dos motores eléctricos. Cada uno de los motores eléctricos produce 201bhp (150 kW / PS 204), mientras que el motor de 1.2 litros añade un adicional de 47 CV (35 kW / CV 48). Su mecánica híbrida, o para ser más específicos de autonomía extendida, o su disposición de motor de combustión de apoyo en posición trasera central supone un diseño y mecánica a la altura de súper deportivos de la talla de Ferrari, Lamborghini o el mismísimo McLaren MP4-12C.
No obstante, su rival más importante lo tendrá en su compatriota con la nueva generación del Honda NSX, un modelo que se ganó el apodo del Ferrari Japonés, y que entraría en producción en los próximos años.
El diseño deriva de prototipos anteriores como el Essence de 2009 y, más recientemente, de el Etherea de 2011; y según se rumorea, tendría un valor cercano a los US$150.000.
Infiniti Emerg-E Concept